Nuestra esencia
Un encuentro entre
pasado y presente
En un rincón silencioso del tiempo, donde el aire aún huele a leña y a campo, nace La Porchá. No es solo una casa rural. Es el latido de una herencia que se niega a desvanecerse, el eco de quienes trabajaron la tierra con las manos desnudas y el alma llena de sueños.
Fuentes de Ayódar
Enclavado en el corazón de la Sierra de Espadán, Fuentes de Ayódar es un pequeño pueblo con alma grande, donde la naturaleza y la historia conviven en armonía. Aquí, cada rincón guarda una historia, cada sendero conduce a la calma, y cada fuente susurra el pasado de una tierra que ha sabido conservar su esencia.
Si vienes, no te pierdas estos tres lugares que capturan la magia de este rincón escondido de Castellón

El Pozo Negro
Uno de los rincones más mágicos y visitados de Fuentes de Ayódar. Se trata de una poza natural de aguas cristalinas y profundas, rodeada de vegetación mediterránea. Es ideal para el baño en verano, y perfecta para una escapada de naturaleza. El acceso se hace a través de una ruta sencilla y muy pintoresca.

Senderismo desde
Fuentes de Ayódar
Aquí, cada sendero es una aventura, cada roca una oportunidad, y cada rincón un descanso merecido. Los amantes del senderismo y la escalada encuentran en sus alrededores el escenario perfecto para dejarse llevar por la montaña, probar nuevas rutas, respirar aire puro y reconectar con la naturaleza.

Parque Natural de la
Sierra de Espadán
En la Sierra de Espadán podrás encontrar una gran cantidad de fuentes, barrancos y frondosos bosques de alcornoques, entre otros. Es, sin duda, un lugar mágico para realizar diferentes rutas senderistas de todo tipo o montar en bicicleta.


Desde hace más de quince años, nuestras puertas se abren no solo para ofrecer un lugar donde dormir, sino para regalar algo mucho más profundo: el arte de detenerse.
En Fuentes de Ayódar, donde el tiempo no corre, sino que camina despacio, llevamos tres lustros acogiendo a quienes buscan silencio, aire limpio y alma de pueblo. Aquí no suenan los cláxones ni las prisas, solo el murmullo de una fuente, el canto de un mirlo al amanecer o el suspiro del viento entre los almendros. Durante todo este tiempo, hemos sido testigos de reencuentros, de risas compartidas bajo cielos estrellados, de familias que vuelven a mirarse sin pantallas de por medio. Y seguimos aquí, con la misma ilusión del primer día, invitándote a vivir la pausa.
Porque el descanso verdadero no está en el sofá de casa ni en un reloj sin alarmas, sino en lugares como este, donde la calma no se busca, se encuentra.
El arte de detenerse

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